
En pleno desarrollo del Congreso Europeo de Urología, celebrado en Madrid, en Marzo de 2015, surgió la noticia del fallecimiento de nuestro querido amigo Mario Joao Gomes.
Mario Joao Gomes, era una persona conocida por muchos de nosotros, y los que no le conocían, lo van a conocer ahora un poco.
Mario era un urólogo portugués, con ejercicio profesional en Oporto, en el Servicio de Urología del Hospital Santo Antonio, de gran tradición y una gran belleza arquitectónica.
Mario se dedicaba fundamentalmente a la Urología funcional, desde hacía muchos años, y tenía grandes relaciones profesionales, y de amistad, con diversos grupos de dicha disciplina, (tanto en España, como Portugal), cuyo denominador común era la SINUG: Sociedad Internacional de Neurourología y Ginecología, de gran tradición, no solo en España, sino en Portugal y América Latina.
Mario era una persona muy inquieta profesionalmente, y así, en su primer viaje a Madrid (no me gusta hablar de años), lo conocí. Era de admirar como una persona sola, sin ninguna recomendación previa, se presentó en nuestro Servicio, exponiendo abiertamente sus objetivos, planes. Precisamente esa sencillez, y desnudez, nos cautivó, y rápidamente lo aceptamos. Desde entonces, se repitieron los encuentros, y comunicaciones durante este largo (pero breve) tiempo hasta su fallecimiento.
No voy a desglosar aquí, los méritos, distinciones, trabajos, comunicaciones… de Mario. Os las podeis suponer. Era infatigable. Recíprocamente, organizó en su Oporto querido, numerosas reuniones, expandiendo al máximo su nombre, su Hospital y la SINUG.
Pero más, que estos aspectos, me atrae su persona. ¿Quién era Mario?. Ya he apuntado de su sencillez desnudez, y también dulzura. Mario, era una persona gentil, discreta, y muy ingeniosa. Su aspecto físico (alto y delgado) me recordaba a nuestro caballero andante Don Quijote, de extremidades y largos dedos, y algo triste, al que el fado y vino verde no serían ajenos. Mario encajó perfectamente en el grupo de Urodinámica, de la SINUG.
Como anécdotas con él, tengo muchas, y algunas graciosas, como aquella Mario, en que estaban hablando con una uróloga brasileña y no se entendían, aunque eran una de Sao Paulo y el otro portugués. ¿Te acuerdas Mario?. Esto sucedía en el precioso pueblo de Viana do Castelo, donde naciste, y al que estabas profundamente unido.
Mario era una persona muy discreta, y su vida personal muy protegida. No obstante, conocí a su maravillosa mujer e hijos, que nos halagaron con esa clásica amabilidad portuguesa, en los múltiples encuentros. Mi más sentido pésame.
Lo inevitable sucedió, aunque la fatal noticia se presentó en Marzo de 2015, Mario ya llevaba enfermo, hace un tiempo, de un linfoma, muy refractario a la quimioterapia, que le obligó a muchas y largas estancias hospitalarias. En una de esas y últimas hospitalizaciones, tuve la oportunidad de hablar con él, y al preguntarle como se encontraba, aún tenía el valor de decirme, que lo suyo estaba “algo complicado”. Aún me resuenan esas últimas palabras suyas.
Hasta el final, estuvo trabajando, y cuando no pudo, se encargó de señalarme la persona, quién era el que iba a suceder con su labor.
Esta distinción hacia mi persona por parte de la SINUG, no me ha supuesto esfuerzo alguno, porque cuando se siente a un amigo, no hace falta inspiración, las palabras brotan solas, porque es el corazón quien las conduce, y a ti, Mario, al seguirte citando y recordando, te seguiremos queriendo.
HASTA SIEMPRE CABALLERO.
Firma: Jesús Salinas